de una película, «La linterna roja». Y por amor entiendo fascinación y también un poco de obsesión.
Ayudó el ambiente de la filmoteca, con su sonido a silencio de un público completamente entregado al sentido y la estética de la película. Lamento no saber más de cine de lo que se, lo disfrutaría más (si cabe).
Como sinopsis, una joven en China en los años 20 es casada con un hombre mayor y rico, retirada de su vida y aislada en una casa del palacete, la cuarta casa pues es la cuarta esposa.
A partir de ahora no es sinopsis, si no análisis.
El palacete es un territorio hostil, la competencia entre las mujeres extremada. Compiten por los privilegios que el marido puede darles, en esa microvida, y esos privilegios se transforman en objetivos. Y así llega la protagonista, asimilando esos objetivos que yo no dejaba de ver ridículos como único fin de la vida y en parte pienso que ella también los ve al principio así, cuando se burla de las tradiciones.
Cómo vivir si no, me decía Marta después, cualquier otra cosa que desees está fuera de tu alcance, porque estás en una cárcel. Perder los objetivos implica no vivir, que es lo que le sucede a ella a mitad de película. Ella se siente celosa de las atenciones hacia las otras damas. Celosa de un hombre que no la quiere y que acaba de conocer (así que presumiblemente, ella tampoco le quiere a él).
Por supuesto hay más que objetivos en esta vida, relaciones, entre otras cosas. Me costó captar su soledad total, tanto dentro como fuera.
El marido es un tema leve. Mujeres objeto, que cumplan con sus necesidades. Cuando una no funciona, se cambia. Y ese fomento de la competencia entre ellas, mediante la humillación de las demás con las tradiciones (cómo todas tienen que ver a cúal elige, saliendo a la puerta a recibir la linterna roja, comiendo la comida que esa decida, etc.)
Pensaba todo el rato también en la previsibilidad de la película, y en lo poco que me lo parecía, y en cuanto eso puede tener que ver con la cultura China, de la que apenas se nada. El final mismo, aunque fácil y cómodo, no fue predecible para mí.