Mes: enero 2015

Un día cualquiera

Situación:

Unas chicas están en un bar de Lavapiés bebiendo  cervezas. En la mesa de al lado hay un grupo de chicos mirando a esas chicas, descansando de vez en cuando la vista mirando a otros lugares. Las chicas se sienten incómodas y lo muestran  con  lenguaje corporal. Una chica les dice al grupo de chicos y en especial a uno en concreto «¿Te importa parar de mirar? Es desagradable» El chico para. Un rato. 10 minutos y la situación es exactamente igual que antes de que la chica manifestara su incomodidad. Otras más del grupo muestran que no es bien recibido este trato y se van del bar.

De camino a casa, a pocos metros del anterior bar, una de las chicas muestra ya no solo su incomodidad si no también la ira que le produce esa situación profiriendo varias amenazas violentas. Un chico, ajeno a la situación, se «escandaliza» por el vocabulario y comenta «hala, una polla por el ojo! Qué bestia!»

 

 

Análisis: 

Las chicas están en el bar bebiendo ajenas a lo que hay alrededor. Deben estar bellas cual camellas (o así es como deben calcular su valía estos chicos), como para poder ser tratadas como objetoS de deseo (no hay interés sin embargo en la masculinización, tanto por el pelo como por la ropa) o, más probablemente solo tiene que ver con que no hay otro chico marcando territorio, dejando una impronta de hierro incandescente imaginario en las hembras de alrededor. Eso significa que tienen derecho a mirar, porque si se visten así es para ser miradas. De poco importa que se sientan a gusto con su imagen, que sientan que su estilo o vestimentas son parte de su identidad, o que tenga que ver con la ideología que tienen. Esas ropas son pa SER folladas. 

Las chicas NO se sienten a gusto con esa situación. Como poco la ignoran, como mucho se quejan. Hay fantasías en sus cabezas de una confrontación violenta en la que inspirar miedo. Hay ganas de dar miedo y sobretodo de no dejar que los chicos NO sientan miedo. Es venganza y justicia.

Entonces hay un cambio, un ridiculizar, hacer perder ese poder basado en el miedo al chico principal ACOSADOR (es acosador, su actitud constante está importunando a las chicas) ¿Y qué pasa? Que surge el miedo en el ACOSADOR. Y mira para abajo, y se retrae y recula, hasta que empieza a sentirse humillado y entonces prefiere acosar a sentirse inferior frente al resto de chicos de su mesa. Y pensar que el honor y la valía de ese chico dependen de hacer sentir MIEDO Y ASCO a las chicas de al lado.

 

Las chicas vuelven a NO sentirse a gusto con esta situación, TANTO COMO PARA GENERAR MIEDO en el grupo de chicos con sus comentarios, tanto como para que otro de los chicos excuse al acosador principal. Las chicas sin embargo se van, porque esa situación, de miedo, asco y enfrentamiento se les hace desagradable (¿Han ganado la batalla?) 

 

Se trata del poder y qué se hace con el mismo. Por inercia (intentemos pensar que no es intencionado) se usa en contra de otras personas, o mejor dicho, en perjuicio de otras personas y a favor de quien tiene el poder. No creo que se busque el malestar ajeno, aunque realmente existe la posibilidad de conseguir las cosas que deseamos sin oprimir a nadie (que no se busque no hacer mal a nadie por el camino es, a mi forma de ver, hacer mal a alguien intencionadamente) pero se genera. Una y otra vez, simplemente porque se puede o se cree que se puede. La idea entonces es hacer ver a la gente que NO se puede. Que nadie salga impune del abuso del poder.

 

Y entonces un chico ajeno a la situación se mete en la conversación. Otro tipo de agresión, una agresión simpática, hace abuso de poder de manera graciosilla. «hala, una polla por el ojo! Qué bestia!» no solo está criticando el «vocabulario no adecuado de esta señorita» si no que además está inmiscuyéndose en un tema que no es de su incumbencia infravalorando las emociones y las opiniones de la chica que en ese momento habla. Da la casualidad de que es una mujer. Y de que él es un hombre. También da la casualidad de que si fuera un hombre en vez de una mujer el que usara ese vocabulario no se habría ATREVIDO a hacer ningún comentario.  La intención parece ser distinta pero el resultado es el mismo: opresión y abuso de poder.

 

¿La contestación? «Tú ten cuidado, a ver si te la meto en el ojo a tí también»